Egisto incitando a Clitemnestra a matar a Agamenón. Pierre Narcise Guérin |
a. Algunos dicen que Agamenón y Menelao tenían ya edad suficiente para detener a Tiestes en Delfos; otros, que cuando Egisto mató a Atreo eran todavía infantes y que su nodriza tuvo la
serenidad necesaria para salvarlos. Tomándolos uno bajo cada brazo, huyó con ellos al palacio de
Polifides, el vigesimocuarto rey de Sición, a instancias del cual fueron confiados luego a Éneo el
etolio. Se conviene, no obstante, en que después de haber pasado algunos años en la corte de Éneo,
el rey Tindáreo de Esparta les devolvió sus bienes. Marchó sobre Micenas y obligó a Tiestes, que
se había refugiado en el altar de Hera, a jurar que legaría el cetro a Agamenón, como heredero de
Atreo, e iría al destierro para no volver jamás. Tiestes partió inmediatamente para Citera, mientras
Egisto, temiendo la venganza de Agamenón, huía al palacio del rey Cilarabes, hijo del rey argivo
Esténelo.
b. Se dice que Zeus dio poder a la casa de Éaco, sabiduría a la casa de Amitaón y riqueza a la casa
de Atreo. Y ciertamente tenía riqueza: los reyes de Micenas, Corinto, Cleonas, Orneia, Aratírea,
Sición, Hiperasia, Gonoesa, Pelene, Egium, Egíalo y Hélice pagaban tributo a Agamenón, tanto en
la tierra como en el mar.
c. Agamenón hizo primeramente la guerra contra Tántalo, rey de Pisa, hijo de su feo tío Bróteas, le
mató en batalla, y se casó por la fuerza con su viuda Clitemestra, hija de Leda y del rey Tindáreo de
Esparta. Los Dioscuros, hermanos de Clitemestra, marcharon por lo tanto sobre Micenas, pero
Agamenón había acudido ya como suplicante a su benefactor Tindáreo, quien le perdonó y le
permitió que se quedara con Clitemestra. Después de la muerte de los Dioscuros, Menelao se casó
con su hermana Helena y Tindáreo abdicó en su favor.
d. Clitemestra dio a Agamenón un hijo, Orestes, y tres hijas: Electra o Laódice, Ifigenia o Ifianasa,
y Crisótemis; aunque algunos dicen que Ifigenia era sobrina de Clitemestra, hija de Teseo y Helena,
de la que se compadeció y a la que adoptó.
e. Cuando París, el hijo del rey Príamo de Troya, raptó a Helena y con ello provocó la guerra
troyana, Agamenón y Menelao estuvieron diez años ausentes de su patria, pero Egisto no se unió a
la expedición y prefirió quedarse en Argos para buscar la forma de vengarse de la Casa de Atreo.
f. Ahora bien, Nauplio, el marido de Clímene, al no obtener satisfacción por parte de Agamenón y
de los otros caudillos griegos por la lapidación de su hijo Palamedes, se alejó de Troya y recorrió la
costa del Ática y el Peloponeso incitando al adulterio a las esposas solitarias de sus enemigos.
Cuando Egisto se enteró de que Clitemestra figuraba entre las más ansiosas de dejarse convencer
por Nauplio, se propuso no sólo hacerse su amante, sino también matar a Agamenón con su ayuda
tan pronto como terminara la guerra de Troya.
g. Hermes, enviado a Egisto por el omnisciente Zeus, le aconsejó que renunciara a su proyecto,
basándose en que ón. Al principio Clitemestra rechazó sus requerimientos, porque Agamenón, informado de la visita de Nauplio a Micenas, había ordenado al bardo de su corte que la vigilara atentamente y le comunicara por escrito la menor señal de infidelidad. Pero Egisto se apoderó del viejo bardo y lo abandonó sin alimentos en una isla solitaria, donde las aves no tardaron en picotear sus huesos. Entonces Clitemestra se entregó a los brazos de Egisto y él celebró su inesperado triunfo con holocaustos a cuando Orestes llegara a la edad viril sin duda vengaría a su padre. Pero a pesar
de toda su elocuencia Hermes no pudo disuadir a Egisto, quien fue a Micenas con valiosos regalos
pero odio en el corazAfrodita y regalos de tapices y oro a Ártemis, quien sentía rencor por la
Casa de Atreo.
h. Clitemestra tenía pocos motivos para amar a Agamenón, quien, después de dar muerte a su
anterior marido Tántalo y al hijo recién nacido que estaba amamantando, se había casado con ella
por la fuerza y luego se había marchado a una guerra que prometía no terminar nunca; también
había autorizado el sacrificio de Ingenia en Áulide y —lo que para ella era aún más difícil de
soportar— se decía que llevaba de vuelta a la hija de Príamo, la profetisa Casandra, como su esposa
en todo menos en el nombre. Es cierto que Casandra había dado a Agamenón dos hijos mellizos:
Teledamo y Pélope, pero no parece que él tratara de afrentar a Clitemestra. El informante de ésta
era Éax, el hijo
sobreviviente de Nauplio, quien, para vengar la muerte de su hermano, le provocaba maliciosamente a cometer el asesinato.
Representación en vasija de la venganza de Orestes, hijo de Agamenón |
sobreviviente de Nauplio, quien, para vengar la muerte de su hermano, le provocaba maliciosamente a cometer el asesinato.
i. En consecuencia, Clitemestra conspiró con Egisto para matar a Agamenón y Casandra. Pero
temiendo que llegaran inesperadamente, escribió a Agamenón una carta pidiéndole que encendiera
una señal luminosa en el monte Ida cuando cayese Troya; ella, por su parte, dispuso una cadena de
fuegos que transmitirían la señal hasta Argólide pasando por el cabo Hermeo en Leamos, y los
montes de Athos, Macisto, Mesapio, Qterón, Egiplancto y Aracne. Apostó también un vigía en el
techo del palacio de Micenas; era un fiel servidor de Agamenón que pasó un año entero agazapado
como un perro, mirando hacia el monte Aracne y lleno de tristes presentimientos. Por fin, una
noche oscura, el vigía vio el resplandor distante de la señal luminosa y corrió a despertar a
Clitemestra. Ella celebró la noticia con sacrificios de acción de gracias, aunque, en verdad, habría
deseado que el sitio de Troya durara eternamente. Egisto apostó inmediatamente a uno de sus
hombres en una atalaya cerca del mar y le prometió dos talentos de oro por la primera noticia del
desembarco de Agamenón.
j. Hera había salvado a Agamenón de la violenta tormenta que destruyó muchas de las naves que
regresaban a Grecia y arrastró a Menelao a Egipto; por fin un viento favorable le llevó a Nauplia.
Tan pronto como desembarcó se inclinó para besar la tierra, llorando de alegría. Entretanto el vigía
corrió a Micenas para recibir su gratificación y Egisto eligió veinte de los guerreros más valientes,
los apostó en una emboscada dentro del palacio, mandó preparar un gran banquete y luego,
montando en su carro, fue a recibir a Agamenón.
k. Clitemestra recibió a su marido cansado por el viaje simulando que se hallaba muy contenta, hizo tender para él una alfombra de púrpura y lo condujo a la casa de baños, donde las esclavas le habían preparado un baño caliente; pero Casandra se quedó fuera del palacio, sumida en un arrobamiento profético, y se negó a entrar gritando que olía sangre y que la maldición de Tiestes pendía sobre el comedor. Cuando Agamenón se lavó y hubo sacado un pie de la bañera, dispuesto a participar en el banquete ya servido en las mesas, Clitemestra se le acercó como para envolverlo en una toalla, pero en lugar de eso le arrojó a la cabeza una prenda de malla tejida por ella misma y que no tenía aberturas para el cuello y los brazos. Y así, enredado en esa red como un pez, Agamenón pereció a manos de Egisto, quien le hirió dos veces con una espada de doble filo. Cayó hacia atrás en el baño de paredes de plata, donde Clitemestra vengó sus agravios cortándole la cabeza con un hacha. Luego corrió afuera para matar a Casandra con la misma arma, sin molestarse en cerrar los ojos y la boca de su marido, pero se limpió en su cabello la sangre que le había salpicado, para dar a entender que él mismo había sido el causante de su muerte.
l. Una feroz batalla se libraba en el palacio entre la guardia de Agamenón y los partidarios de
Egisto. Los guerreros eran muertos como cerdos para el banquete de un rico, o yacían heridos y
gimiendo junto a las mesas servidas revolcándose en la sangre; pero Egisto triunfó. Afuera, la
cabeza de Casandra rodó por el suelo y Egisto tuvo también la satisfacción de matar a los dos hijos
mellizos que la profetisa había tenido con Agamenón; sin embargo, no consiguió deshacerse de
otro de los bastardos de Agamenón, llamado Haleso o Halisco. Haleso logró escaparse y, después
de andar largo tiempo errante en el destierro, fundó la ciudad italiana de Falerios y enseñó a sus
habitantes los Misterios de Hera, que todavía se celebran allí a la manera argiva.
Robert Graves, autor de Los mitos griegos (The greek miths) (1955), compendio de narraciones sobre mitología clásica de carácter enciclopédico. |
n. Los espartanos pretenden que Agamenón está enterrado en Amidas, ahora no más que una aldea,
donde muestran la tumba y la estatua de Clitemestra, así como el templo y la estatua de Casandra;
los habitantes incluso creen que Agamenón fue muerto allí. Pero la verdad es que la tumba de
Agamenón se halla entre las ruinas de Micenas, cerca de las de su auriga, sus compañeros
asesinados por Egisto y los mellizos de Casandra.
o. Más tarde Menelao fue informado del crimen por Proteo, el profeta de Faros, y, después de
ofrecer hecatombes al ánima de su hermano, construyó un cenotafio en su honor junto al río de
Egipto. Cuando volvió a Esparta, ocho años después, erigió un templo a Zeus Agamenón; hay otros
templos como ése en Laperse, Ática, y Clazómenas, Jonia, aunque Agamenón nunca reinó en
ninguno de esos lugares.
(Tomado de Mitos griegos (1955) de Robert Graves)
(Tomado de Mitos griegos (1955) de Robert Graves)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.