

En la mitología griega la teoría más antigua sobre la formación del Universo y la aparición de los dioses fue expuesta por Hesiodo en
Teogonía (s. VIII a. C. )
. Según esta versión, en un principio solo existía en el Universo el Caos, materia informe. De él brotaron Gea (la Tierra) y Eros, el amor, conformando lo que se conoce con el nombre de
divinidades primordiales. Asimismo, el Caos dio origen al Erebo y a la Noche, de los que proceden el Día y el Éter; Gea engendró a Urano (el Cielo), las montañas y Pontus (los Mares). Posteriormente, Urano se unió a su madre, Gea, y nacieron los Titanes, los Cíclopes, los Hecatonquiros y los Gigantes. Esta es conocida como la
segunda generación de dioses. Un titán, Cronos (Saturno), desposó a su hermana Rea, y de la unión de ambos nacieron
los dioses olímpicos: Démeter, Hades, Hestia, Poseidón, Hera y Zeus. Este último, apoyado por sus hermanos y por los cíclopes, derrotaría a las divinidades de la generación anterior -los titanes- y se repartirían entre ellos el mundo: a Hades le correspondería gobernar el Inframundo, a Poseidón los Mares y a Zeus los cielos. Hacia el final de la Teogonía se hace una mención de los héroes, producto de la unión entre dioses y mortales.
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